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Alojamiento: Casa playa
Valoracion: 7.5
Comentarios:Limpio, con todo lo necesario, buena piscina, wifi en áreas comunes. Caro, partiendo de la base que todo es caro en Point Sansom.
5-Octubre-2011
Desde Broome a Point Samsom hay más de 800 kilómetros, pero en todo ese trayecto sólo se pasa por tres "roadhouses", que básicamente son gasolineras con un pequeño motel y por Port Hedland, que es una ciudad minera en la costa, totalmente industrial y sin ningún interés.
Aunque la Highway 1 discurre paralela a la costa, hay varios kilómetros de distancia hasta la playa, nunca llega a verse y hay que apartarse por algún camino de tierra varios kilómetros para acceder a ella. Así es como llegamos a la playa llamada de las 80 millas, cuya longitud ya habréis deducido si habéis estado vivos y de anchura considerable.
Estas playas se conservan salvajes, no hay ninguna construcción y lo único urbanizado es un camping cercano que no se ve desde la propia playa. Había algunos pescadores separados varios cientos de metros y ningún bañista. El baño no estaba prohibido, pero esa dimensión y la vida que se intuye bajo esas aguas no invitan demasiado a darse un chapuzón.
Hemos elegido Point Sansom para pasar la noche porque parecía el pueblo más orientado a los visitantes. Hay tres o cuatro pueblos que se concentran en esta pequeña península, cosa que sorprende después de haber hecho cientos de kilómetros sin pasar por nada habitado.
Hemos llegado tarde, ya de noche. Unos 20 kilómetros antes de llegar se atraviesa Reobourne, el pueblo mas conocido de la zona por estar sobre la Highway-1. A nosotros nos ha parecido un pueblo fantasma, esto ha hecho que nuestras expectativas sobre Point Samson se desvanecieran rápidamente.
Sin embargo (sorpresas de la vida) justo frente a nuestra casita en la playa esta la "Sansom Tavern". Es el único bar del pueblo pero tiene todo lo necesario: 3 mesas de billar, bastantes tipos de cerveza, unos chuletones con oferta 2x1, un montón de tipos duros (esto es zona rural y minera), mucho ambiente y bastante buen rollo para ser un miércoles cualquiera.
Estos sitios siempre nos parecen geniales y la ausencia de turistas, al menos extranjeros, les dan un valor añadido. La gran diferencia con el bar que encontramos en Kununurra es que aquí no había karaoke. Sería curioso ver a estos tipos del mono creyendo estar en "lluvia de estrellas".
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