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Alojamiento: Estudio con cocina.
Valoracion: 7.5
Comentarios:A 10 minutos en coche del centro, en una zona con restaurantes y tiendas. El estudio es algo pequeño pero muy bien equipado, moderno y funcional con todo lo necesario incluido cocina. La piscina aunque pequeña es imprescindible debido al calor. No hay wifi y una hora de conexión por cable son 4$.
25-Septiembre-2011
En alguna de las entradas de Singapur hablamos sobre de la mezcla de razas que se da en esa ciudad y dimos algunos detalles acerca de las características genéticas de sus residentes.
En Darwin esa mezcla de razas no existe y aunque hay una pequeña proporción de asiáticos o aborígenes, la mayoría son australianos como uno se los imagina: tipos grandes con aspecto de deportistas, que podrían haber elegido el rugby como hobby y en el caso de las chicas ocurre algo similar y en un cierto porcentaje tampoco desentonarían en un equipo de rugby, ... masculino. Una vez nos hemos hecho cierta imagen mental, podemos pasar al tema que nos ocupa: "Sábado noche en Darwin", pero ¿Por donde empezar?
Como nos temíamos la ciudad se transforma y la calle Mitchell alcanza su máximo apogeo el sábado por la noche. Con respecto al viernes, "Ellos" no han cambiado mucho su indumentaria, tal vez algún pantalón corto menos y algún vaquero más, camisetas las mismas. "Ellas" han recortado al máximo la repegada falda "tubo" de su vestido "palabra de des-honor" (recordemos a la jugadora de rugby ahí embutida).
Ellos parecen despreocupados de lo que ocurre a su alrededor, sin embargo ellas tienen varios frentes que atender simultáneamente: identificar objetivos al tiempo que libran batalla cuerpo a cuerpo y con sus propias faldas. Intentando ser objetivos, diríamos que la noche de Darwin no se caracteriza por su "glamour" o exclusividad, sin embargo es bastante lúdica y puede resultar divertida. A las 10 de las noche el alcohol ha hecho ya mella y sin abandonar la calle principal, pueden recogerse instantáneas muy desenfadadas.
Pese a las singularidades de la noche en esta ciudad, el objetivo como en cualquier otro lugar es salir a pasarlo bien y parece que eso sí se consigue.
El conductor de nuestro barquito explica detalles sobre la temperatura corporal de los cocodrilos, los 34 grados y su relación con la timidez de estos reptiles. El caso es que no los vemos ni en pintura. Aunque el paseito esta bien para abrir boca, nos sabe a poco y el Mary River no hace justicia a la buena fama de esta zona.
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